miércoles, 15 de abril de 2015

SAN FRANCISCO MAGÚ: OTOMÍ, DIGNO Y ADMIRABLE



El asentamiento humano de San Francisco Magú data originalmente del siglo XII, al igual que muchos pueblos Otomíes del Valle de México. Se encuentra ubicado a 43 kilómetros al norponiente de la Ciudad de México, con una población aproximada de 15 mil habitantes.
Los vecinos y vecinas de San Francisco Magú, poblado situado en el municipio mexiquense de Nicolás Romero, han sostenido y defendido una autonomía indígena desde tiempos anteriores incluso a la guerra de independencia, Autonomía la cual se encuentra sostenida sobre todo, desde mi punto de vista, en cuatro pilares: Autoridades Locales propias de la Comunidad, Registro Autónomo de la Propiedad y del Comercio, No pago de tributos al Ayuntamiento y una Administración autónoma del Agua Potable.


Aunque las autoridades locales de Magú, subdivididas en Delegación y Consejo de Participación Ciudadana (Copaci), fueron electas utilizando el mecanismo institucional del Ayuntamiento de Nicolás Romero (ya que históricamente la designación se hace por Asamblea General del pueblo), no se entienden como “autoridades auxiliares” del municipio, ya que por usos y costumbres estas autoridades locales resuelven controversias y conflictos entre los habitantes buscando los caminos del diálogo y el respeto como primordial forma de solución.
Por si lo anterior fuera poco,  coordinan los trabajos colectivos del pueblo como la construcción de calles y banquetas además de gestionar los recursos económicos y materiales que habrán de aplicarse a esas faenas colectivas.

Estas mismas autoridades, Delegación y Copaci están facultadas por el consenso indígena para realizar las escrituras del pueblo, que es la forma documental que los habitantes de la comunidad acreditan su propiedad dentro del territorio indígena, es decir, las escrituras públicas protocolizadas por notario público tienen nulo valor en contraste con las escrituras extendidas por el propio pueblo. Así, coordinan y regulan los establecimientos comerciales dentro del pueblo.
Este pueblo no paga tributos al ayuntamiento por concepto de predial, licencia de construcción, uso de suelo etc. porque ha trasmitido de generación en generación que les favorece una  exención de impuesto que data desde el siglo XVIII otorgada por el virrey Juan Antonio de Bizarrón.

La tradición oral de Magú dice que este indulto fue revalidado por los expresidentes Benito Juárez y Luis Echeverría Álvarez; pero el que no paguen contribución pública a las autoridades municipales no significa que el pueblo no aporte económicamente a su comunidad, ya que los habitantes pagan anualmente “el peso” (aportación que los indígenas realizan a la Delegación y Copaci en lugar de las contribuciones municipales) con lo cual se cubren los gastos colectivos que la comunidad requiere.
Emilio Gandarilla Avilés, Periodista de la OEM realizó una investigación sobre San Francisco Magú en 2009 y la hizo pública en su columna semanal “Por los Rincones de México”. En ella dio cuenta de que este pueblo compuesto por 2,800 viviendas además de tener autoridades locales propias, un registro propio de propiedad y una exención de impuestos de corte virreinal también administra su agua potable de forma autónoma.
Son los propios indígenas otomíes quienes mediante asamblea eligen a sus representantes del Comité Local de Agua Potable de San Francisco Magú y así administran el agua, lo cual les permite mantener bajos costos de operación y una mayor trasparencia en la administración y destino del vital líquido, porque la comunidad entera se ve involucrada en la relación Ser Humano – Agua.
Este sistema de autonomía durante décadas y décadas ha coexistido con el sistema municipal de gobierno, a tal grado que incluso un alcalde de nombre Rafael Barrón Romero dijo en enero de 2006 a Juan Manuel Barrera reportero del periódico El Universal lo siguiente: “lo más significativo es que ellos ponen su trabajo, la mano de obra, en las obras que hemos financiado en el pueblo, con  su mano de obra pagan mucho más de lo que pagarían con impuestos”.
No obstante, el pueblo de San Francisco Magú ha sido agredido y hostigado los últimos tres años para imponer un proyecto inmobiliario en su bosque tradicional conocido como “El Ocote y Las Carretas” el cual requeriría sobre todo agua y atentaría profundamente contra el sistema tradicional de gobierno autónomo de los otomíes, es decir, el Proyecto Inmobiliario denominado “Bosques del Paraíso” transgrediría no solamente las reservas acuíferas sino también el modo de vida de estos indígenas mexiquenses.
Las autoridades municipales y estatales parecen estar dispuestas a todo por imponer su voluntad, y así someter de una buena vez a un pueblo digno de respeto y el cual es ejemplo de que los procesos autonómicos son una propuesta viable y real de organización comunitaria.
Ante ello, la organización indígena ha crecido por encima de agresiones policiacas y de grupos de choque como la registrada el pasado 8 de marzo.
Sin duda alguna, San Francisco Magú a fuerza de organización y lucha, es hoy un referente obligado para los estudiosos de los procesos de autonomía indígena no sólo en el Estado de México sino en el país en general, pareciera imposible que a menos de 50 kilómetros del Distrito Federal exista un pueblo indígena que con sus usos y costumbres desafía con procesos de autonomía el gran proyecto político y económico impuesto desde las élites de este país.

Lo anterior nos debe llamar a difundir y apoyar a este digno y admirable pueblo otomí.

José Antonio Lara Duque, Abogado y Defensor de Derechos Humanos, 
fundador e integrante del Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero y la Alianza Única del Valle*

*Las opiniones aquí expresadas no necesariamente son asumidas por las organizaciones

miércoles, 1 de abril de 2015

GRACIAS, COYOTEPEC



Las y los habitantes del Cerro del Coyote lograron con organización, movilizaciones, acciones jurídicas y de visibilización, pero sobre todo, al poner el corazón y la vida por delante, un triunfo importantísimo y de alcances aún por determinar en la defensa del agua de su pueblo y de su administración, basada en usos y costumbres.
Por orden de un juez federal, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) está obligada a reconectar la energía eléctrica de sus pozos de agua por encima de la absurda deuda de más de 31 millones de pesos que reclama, pretexto para dejar sin agua a este pueblo durante prácticamente cinco meses.
Las mujeres de Coyotepec defendiendo su agua. 

Para quienes no ubiquen Coyotepec y el conflicto al que me refiero: este municipio se localiza en la parte noroeste del Estado de México, kilómetro 50 de la autopista México-Querétaro. Colinda al norte con el municipio de Huehuetoca; al sur con Teoloyucan; al oriente con Teoloyucan y una parte de Zumpango; al poniente con Tepotzotlán y el poblado de Santa Cruz del Monte, perteneciente al municipio de Teoloyucan. El INEGI censó en el 2010 la población total del Municipio  de Coyotepec con 39,341 personas.
Este pueblo lleno de músicos y mujeres guerreras asombró a propios y extraños cuando el 9 de junio del 2013 cientos y cientos de mujeres, hombres, niñas y niños, jóvenes y ancianos cerraron la autopista México-Querétaro en protesta por la imposición de la municipalización/privatización del agua del pueblo.
El gobierno estatal respondió con la cara que mejor le conocen los y las mexiquenses: la Represión. Cientos de granaderos y un par de helicópteros, arremetieron contra la población civil dejando un saldo de más de 50 lesionados y el pueblo sumergido en una sorprendente nube de gas lacrimógeno que desde tierra y aire fue lanzado no sólo a las calles si no a casas y patios de los y las Coyotes defensores del agua.
El pueblo resistió el embate y echó a andar una estrategia de resistencia civil. La tradición política del priísmo se reafirmó cuando la repuesta a la resistencia popular fue, de nueva cuenta, la represión.
Con grupos de choque, a principios de julio del mismo año privaron de la vida a un joven coyotepense que se destacó en la defensa de su pueblo tras la agresión gubernamental  arriba referida; intentaron asesinar a otro defensor en septiembre del mismo año; golpearon a decenas de habitantes y amenazaron de muerte a muchos otros y muchas otras; aun así el pueblo resistió y resistió.
Momento en que la población discute con los policías
y grupos de choque quienes habían tomado los pozos de agua  

La crítica situación de agresiones y sistemáticas violaciones a derechos humanos atrajo la atención nacional e internacional, de medios de comunicación, organizaciones de la sociedad civil, pueblos indígenas y campesinos en lucha, académicos e intelectuales, instancias internacionales como la Oficina en México de la ONU en materia de Derechos Humanos que intervinieron ante tan delicado contexto. Lo anterior permitió que los gobernantes bajaran el nivel de hostilidad y postergaron la batalla.
Sin embargo, en noviembre del 2014 regresó el gobierno a las andadas, pero fortalecidos: aliados con la Comisión Federal de Electricidad reclamaron nuevamente el agua del pueblo para entregársela a empresas inmobiliarias con el pretexto de altas y absurdas facturaciones la CFE.
Así el gobierno estatal y municipal cortaron el suministro de energía eléctrica, de los pozos: Centro, Chautonco 1 y Chautonco 2. La CFE colocó trabajadores, ambos gobiernos, policías; creían que así lograrían derrumbar la resistencia popular.
En enero y febrero del 2015, tras  corroborar que los ciudadanos y ciudadanas asombrosamente soportaron durante meses la falta de agua y aun así no entregaban los pozos, de nueva cuenta los priístas en el gobierno decidieron echar mano de su mejor carta: la represión.
Con policías y grupos de choque buscaron despojar por la fuerza los pozos de agua. Armados y con vestimenta apta para el combate llegaron los esbirros, y con posturas militares resguardaban los pozos de agua, los cuales fueron construidos única y exclusiamente con las manos y recursos económicos de los abuelos y abuelas Coyotes.
policías y grupos de choque priístas en acción 

Por tres días, los agresores fueron repelidos por una de las más hermosas y admirables respuestas de una población humilde y digna como lo es Coyotepec: la organización.
Sobre todo, mujeres de todas las edades, al poner su cuerpo y su alma en la línea, impidieron que las fuerzas del orden tomaran posesión de los pozos. Bastó su valiente mirada para echar atrás a tipos preparados para la batalla pero totalmente indefensos ante el espíritu de lucha de las mujeres coyotes que con voz firme gritaban: “el agua no se vende, se ama y se defiende”.
En este marco, el Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero y el Frente Popular 9 de Junio de Coyotepec interpusieron el juicio de amparo 74/2015 ante el Juzgado 2 do. de Distrito en el estado de México, con el argumento de violación al derecho humano al agua, del cual, después de una discusión jurídica con CFE, Gobierno estatal y Ayuntamiento de Coyotepec, el Juez  determinó:
“La reconexión del suministro de energía eléctrica para que continúen trabajando las máquinas con las que se extrae el agua en los pozos 1 y 2 Chautonco que surten al Municipio de Coyotepec, México, mismos que abastecen del servicio de primera necesidad de agua potable a los habitantes de ese Municipio”.
“Sin que en el caso haya lugar a fijar garantía alguna a efecto de que surta efectos la suspensión que se decreta, es decir, de que se realice el pago del adeudo total o parcial del que se dice existe, pues en el caso prevalece que esa población requiere del vital líquido para vivir y para ello se requiere de manera indispensable la reconexión de la energía eléctrica”.
La Magna Asamblea de Coyotepec en Defensa del Agua 

Al día que redacto esta columna, los habitantes de Coyotepec retomaron las oficinas de la administración autónoma de agua, despojadas por la fuerza en los momentos difíciles de la lucha, echaron a andar las bombas para llevar de nueva cuenta el vital líquido a los hogares humildes que en su mayoría componen esta población y de forma discreta mandaban un mensaje a otros pueblos y organizaciones del estado y del país: “sí es posible luchar y ganar ante el gobierno, nosotros y nosotras los estamos haciendo…”             
Gracias, Coyotepec por mandarnos a todas las personas que creemos en la dignidad humana este gran mensaje de esperanza que ustedes han construido con tanto esfuerzo. Ha sido y es un honor estar a su lado en tan digna y admirable lucha en defensa del agua que ahora es ya un ejemplo que seguramente recorrerá los pueblos y organizaciones que defienden su derechos los cuales pululan en nuestro estado.
José Antonio Lara Duque, 
Abogado y Defensor de Derechos Humanos,
 fundador e integrante del Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero y la Alianza Única del Valle*
*Las opiniones aquí expresadas no necesariamente son asumidas por las organizaciones.