martes, 24 de marzo de 2015

FELICIDADES XOCHI


San Francisco Xochicuautla, pueblo indígena Otomí-Ñathó ha sido galardonado en este 2015 con el Premio Nacional de Derechos Humanos “Sergio Méndez Arceo” en su edición XXIII, el cual reconoce a los defensores que de forma individual o grupal se encuentran en alta vulnerabilidad derivada de su labor en defensa de derechos humanos, distinción más que merecida para un pueblo defensor del bosque, del agua, del territorio.
Los y las defensoras de Xochicuautla, por si fuera poco, se han abocado a la defensa y acompañamiento de otros pueblos que en el estado de México y en el país defienden sus derechos ante megaproyectos nacionales e internacionales.
Este pueblo indígena cuyo frío contrasta altamente con la calidez de sus habitantes se sitúa a 2.840 metros de altitud sobre el nivel del mar y se encuentra enclavado en la región del alto Lerma, en el municipio del mismo nombre, que por cierto, colinda al norte con los municipios de Xonacatlán y Otzolotepec; al sur con los municipios de Capulhuac y Tianguistenco; al oriente con los municipios de Huixquilucan, Ocoyoacác y Naucalpan y al poniente con los municipios de San Mateo Atenco, Metepec y Toluca.
El INEGI asignó la clave 150510017 para ubicar administrativamente a San Francisco Xochicuautla brindando en el 2010, entre otros, los siguientes datos: La población total de Xochicuautla es de 3,613 personas, de las cuales 1,770 son masculinos y 1,843 femeninas que habitan apenas 779 viviendas particulares.
El 9.65% de la población de 15 años o más es analfabeta y 21.37% sin primaria completa, lo cual se traduce en que uno de cada tres habitantes de este pueblo tiene muy poca instrucción escolar. Un alto 46.36% de población no tiene derecho-habiencia a servicios de salud.
Lo anterior corrobora la difícil situación en que viven los indígenas de este pueblo y si a ello aunamos los ya tan reconocidos rezagos y carencias que tiene el campo mexicano y los pueblos indígenas que lo habitan, podremos hacernos un poco más la idea del contexto que trato de describir.

Es precisamente el pueblo de San Francisco Xochicuautla el que, a fuerza de templanza y persistencia, lleva años mantenido la defensa de su bosque Otomí – Mexica, conocido también como “Santuario del Agua”, ante la imposición de una autopista de cuota denominada “Toluca – Naucalpan”  que uniría las zonas residenciales mexiquenses con el aeropuerto toluqueño, y estaría dispuesta a partir a la mitad sus tierras ancestrales y recintos sagrados, a tal grado que el trazo de la autopista pasa por encima de la ruta de peregrinación tradicional indígena que cada año, desde la época prehispánica, realizan los otomíes hacia el cerro de “La Campana” lugar donde se pide para que llueva y se agradecen las lluvias, ya que según su cosmovisión ancestral es el punto donde se inició la vida.
Si el impacto cultural les pareciera resarcible, la realización de la obra implicaría talar alrededor de un millón de árboles del bosque que nutren la mitad del agua del río Lerma, por lo que con la afectación programada se dejarían de producir 250 millones de litro de agua al año en detrimento del abasto que reciben de este caudal tanto el Valle de Toluca como el Valle de México.
Los concesionarios de dicha obra son, se me pasaba subrayarlo, el tristemente celebre Grupo Higa, consorcio consentido de los políticos mexiquenses, por si se preguntaban quien se atrevería a destruir tanto a costa de lucro y poder.
Así las cosas, los indígenas otomíes de Xochi, como cariñosamente se refiere la población a su pueblo, no solamente defienden sus propios recursos naturales, sino con su lucha defienden el acceso al agua y con ello a una vida digna de millones y millones de mexicanos y mexicanas. Defensa tal, que en el México irónico que vivimos les ha acarreado por las instituciones del estado de México la detención de más de 20 pobladores y decenas de amenazas de prisión y muerte para las personas indígenas más visibles de la comunidad.

Pueblos como Xochicuautla cultivan la esperanza de un estado de México y un país mejor, es y será un honor caminar al lado de los tíos y las tías del pueblo, que es la forma tradicional en que se refieren a las personas, sobre todo mayores, que se respetan y se ganan el respeto a fuerza de luchar y defender la vida misma.
Por cierto, buena parte de los datos duros utilizados en esta columna los proporcionaron los propios indígenas “sin instrucción escolar” que tanto desesperan al poder Mexiquense y hoy son dignos acreedores del importante Premio Nacional de Derechos Humanos Sergio Méndez Arceo.
Felicidades Xochi
José Antonio Lara Duque 
Abogado y Defensor de Derechos Humanos 
fundador e integrante del Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero y la Alianza Única del Valle*
*Las opiniones aquí expresadas no necesariamente son asumidas por las organizaciones.

domingo, 15 de marzo de 2015

ESTADO DE MÉXICO, UN ACERCAMIENTO


Esta es la primer entrega de la columna de Resiste Edhomex y desde la cual se buscará aportar elementos para la discusión y análisis de las luchas y resistencias que se viven en el Estado de México, pasando claro, por hacer todo el esfuerzo para visibilizar a los actores colectivos e individuales quienes  defienden los derechos y la dignidad humana desde  muy variadas dimensiones en estas tan adversas tierras si en materia de derechos humanos nos ubicamos.

Resulta entonces importante, desde este momento, detenernos un poco en los datos duros mínimos que nos permitan tener una idea de la situación en la que se encuentra el Estado de México. 

Esta entidad federativa cuenta con 15,175,862 habitantes los cuales representan el 13.5% de la población nacional según datos del INEGI obtenidos en el censo de población del año de 2010. El Estado de México se compone por 125 municipios con lo que abarca una superficie de 22,351 km2 dando como resultado una densidad de población de 679.0 habitantes por Km2, dicha densidad de población es mucho mayor en los municipios que colindan con el Distrito Federal según da cuenta el Consejo Estatal de Población.  



El propio Consejo de Población dependiente de la Secretaria General de Gobierno dice que 59 municipios del estado pertenecen al Valle de México, habitados por  11 millones 218 mil 831 personas, lo que representa 73.59 % del total de la población de estado, mientras que 2,172,035 habitan el Valle de Toluca lo que representa el 14.31% de la población estatal, dejando así para los 44 municipios restantes  apenas el 12.1% de la población; lo que nos demuestra en dónde viven la gran mayoría de los y las mexiquenses.  

La mitad de la población es menor de 26 años, pero sólo 7 municipios tienen un índice de marginación “muy bajo” aplicando la metodología del Consejo Nacional de Población, mientras que 50 municipios se encuentran en índices de marginación “alto” y “muy alto” aplicando el mismo estándar de medición, lo que revela entre muchas otras cosas que los y las  jóvenes tienen pocas oportunidades de desarrollo en sus localidades de origen. Sin embargo y curiosamente 95.96% de los hogares mexiquenses cuentan con televisor pero apenas el 22.00% cuentan con internet, posiblemente aquí se explique, en cierta medida, la apuesta por la alianza con las televisoras que realizaron los políticos del estado de México en los años recientes.   
  
Según el Consejo Estatal para el Desarrollo Integral de los Pueblos Indígenas el Estado de México registró 379 mil 075 personas de 3 años y más hablantes de alguna lengua indígena, de los cuales 222 mil 394 corresponden a los pueblos originarios (Mazahua, Otomí, Nahua, Tlahuica y Matlatzinca). En este sentido, el pueblo Mazahua es el más numeroso al contar con 116,240 (52.27%) hablantes de esa lengua; en segundo lugar el pueblo Otomí que registró 97,820 (43.20%) hablantes; en tercer lugar, el pueblo Nahua con 6,706 (3.02%); en cuarto, el pueblo Matlatzinca con 909 (0.41%) y en quinto lugar el pueblo Tlahuica, que sumó 719 hablantes (0.32%). Cifras bastantes cuestionadas por las personas indígenas del estado de México quienes sostienen una lucha profunda por su reconocimiento y procesos de autonomía en territorios tan cercanos a las sedes de poder político hegemónico de este país, con todo y las consecuencias de represión que les han implicado hasta el día de hoy.  
      
Ahora bien, según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL)  43.7 por ciento de la población mexiquense (6, 631, 851 personas) vive en situación de pobreza, 21.4 por ciento de sus habitantes (3, 247, 634 personas) no tiene acceso a una alimentación adecuada; 18.6%  padece rezago educativo; 14.3% carece de espacios y calidad de vivienda, y 16 por ciento no cuenta con servicios básicos en sus hogares.

En 1 de 4 hogares mexiquenses la jefa de familia es una mujer (CEPEM) y justamente el Estado de México ocupa el segundo lugar a nivel nacional de mujeres de 15 años y más que han sufrido incidentes de violencia comunitaria 55.1% y presenta un índice de violencia contra la mujer del 54.1% superior al promedio nacional que es del 23.2%. Según datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) en conjunto con el Instituto Nacional de las Mujeres dados a conocer en 2008 y desde entonces no se han hecho acciones institucionales concretas que combatan estos terribles índices. 

De acuerdo con la organización Transparencia Mexicana, esta entidad de la República fue evaluada como la más corrupta del país en el periodo 2005-2010 y en ese contexto la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México emite apenas 24 recomendaciones en 2014, 23 en 2013,18 en 2012, 13 en 2011, 9 en 2010, es decir un promedio de 17 recomendaciones cada año lo que lejos de traducirse en una Comisión rigurosa en su documentación y de alta calidad moral en sus posicionamientos, la denota como una institución pobre en lo que refiere a la defensa y protección de derechos humanos cuando ninguna de sus recomendaciones se dirigen a los más altos funcionarios del gobierno mexiquense.

Lo anterior es apenas una mirada, subrayo, a la realidad mexiquense, donde pueblos indígenas y campesinos, estudiantes, organizaciones sociales, el magisterio, mujeres y hombres comunes a diario luchan enérgicamente por defender los derechos humanos de los suyos y de las suyas y de todos y de todas a pesar de tener uno de los gobiernos más represivos y autoritarios de los que puede dar cuenta este país, no por nada el PRI regresó al Poder Federal colocando como punta de lanza a los priístas mexiquenses tan representativos de lo que es el Poder Político en México. Es precisamente por y para estos pueblos indígenas y campesinos, estudiantes, organizaciones sociales, el magisterio, mujeres y hombres comunes que se realiza esta columna que semana a semana buscará entregar datos e historias de vida de las luchas y esperanzas que pululan en este pedacito de patria.     

José Antonio Lara Duque
Abogado y Defensor de Derechos Humanos  
Fundador e integrante del Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero y la Alianza Única del Valle*
*Las opiniones aquí expresadas no necesariamente son asumidas por las organizaciones.